Texto por
Bere
Imagen por Tapia Fotografía
1994, un año donde el baile del
perrito le da un sorpresivo golpe al reinado de la salsa en la radio comercial;
en México se firma el TLC, en Chiapas irrumpe el levantamiento en armas del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional; Mandela es presidente en Sudáfrica, Colosio
es asesinado en Lomas Taurinas, Zedillo es nombrado candidato sustituto del PRI
a la presidencia, el “error de diciembre” (el cual nos arrastró a la peor
crisis económica que se haya conocido hasta entonces en el país); lanzan
Playstation, se estrena Pulp Fiction y Forrest Gump en el cine y estaban de
moda videojuegos como Street Fighter, Donkey Kong, Mortal Kombat 2 y Pacman 2;
nacieron Maluma, Justin Bieber y Bad bunny, y con ello varias décadas después
recibiríamos un gran golpe comercial hacia una generación que vive (todavía) el
reinado en la industria musical del reggaeton y la ignorancia masiva; esa etapa
de los noventa fue también la época dorada de Beavis and Buthead, y todo lo que
extrañamos de MTV Latinoamérica (que después se convirtió en descarada telebasura), así como el mejor año para la música
alternativa que de alguna manera se entendía con el mainstream: “where the losers
finally won”, de acuerdo con la revista RollingStone, como Punk in drublic de NOFX, Stranger than fiction de Bad Religion, Suicidal for life
de Suicidal Tendencies, Let´s go
de Rancid, Pisces Iscariot de
Smashing Pumpkins, American
Thighs de Veruca Salt, Parklife
de Blur, Experimental Jet Set,
Trash and No Star de Sonic Youth,
Ill Comunication de los Beastie
Boys, Superunknown de Soundgarden,
Live Through this de Hole, Vitalogy
de Pearl Jam y agrego, el no menos
importante (sobre todo para la actual y creciente familia hípster) Amor
prohibido de Selena. No
olvidemos el MTV Unplugged in New York de Nirvana en el que según un
crítico “la fiereza eléctrica y angustiada de Kurt Cobain, que fue tan esencial
en su música, no aguantó una versión relajada”. Cobain se suicidó antes que el
disco saliera a la calle.
Seguimos en los noventa. Se
aproximaban los X Games de verano en los que adoramos a Tony Hawk en el skateboard. Todos querían hacer “surf en
las aceras”. En toda esta década predominó el streetstyle en el mundo y
por supuesto Hermosillo no fue la excepción, esto acompañado de influencias
musicales como el punk y el hardcore.
En la escena local fue el tiempo
preciso del surgimiento de una nueva oleada de bandas subterráneas,
provenientes principalmente de colonias del sur de Hermosillo como Las Quintas,
Las Granjas, Las Fuentes, Los Arcos, Los Valles, Palmar del Sol y Palo Verde.
En medio de esta vorágine de
acontecimientos (en la H) surge la banda Otra Vez, que en sus inicios
estaba influenciada por el punk rápido del vecino país del norte. En aquel
entonces, Toño (Antonio Meuly) y el Nacho (Ignacio Cota, batería), hacían rock
de a dos, pues no contaban con un bajista de planta. Dicen que el trío es la
base de la pirámide de cualquier intención de banda. Toca la casualidad que Yoyo,
fundador de El Grito (cuyos ensayos eran en la casa del Nacho), armado
de paciencia en la época del teléfono análogo convencional, marcó, sin que se
le atorara el dedo entre el 0 y el 9 en el disco giratorio, al Micky (Miguel
Ángel Valladares), que en aquel entonces tocaba por diversión con el Cacho (de
Las Fuentes) y de forma intermitente estuvieron también el Nolo, el Güero (del
Palmar del Sol), el Milkhouse (de Las Granjas), para invitarlo con la intención
de que el sumar integrantes e instrumentos (a lo que se convertiría un proyecto
de por vida) se le imprimiría más potencia a Otra Vez.
Esta es la historia de todas las
bandas que comenzaron tocando fusiles y en un corto tiempo decidieron crear, componer la música y
escribir sus propias letras. La química fue instantánea.
El Micky se integra al grupo en
1997, quien tenía gustos musicales algo variados y escuchaba tanto hardcore
como thrash y death, influyendo en el resto de los integrantes y modificando el
sonido de la banda sin alejarse del hardcore. Después llega Eugenio Caire en el
99 (ex Forro de Cuarta), quien al paso de los años se volvió un virtuoso
guitarrista, igualmente con influencias musicales del thrash y el metal en
general.
Fue entonces cuando Toño terminó
convirtiéndose en el vocalista formal de la banda; por cierto, tiene razón
Rubencito (de Stress), la voz de
Toño nos recuerda muchísimo a Dilson Díaz de La Pestilencia, banda clásica
colombiana de hardcore punk. Es evidente que la voz de Toño le imprime
personalidad al nuevo disco, una voz extremadamente expresiva, contundente y rápida
en canciones cortas que gritan realidades. Aquí los riffs no eclipsan para nada
a la voz. El Memo (Guillermo López) llega como segunda guitarra, un man con mucho empeño en lo que hace.
Otra Vez, con un estilo hardcore Nueva York y algunos
arreglos basados en el metal, cambió la historia de la música
local para siempre. Lo que vino después fue un dolor de patas por andar de un
lado a otro: Nacho se cambió a Las Quintas y lo siguieron para ensayar, después
a Las Fuentes, luego a Villa Sol, y ahí van detrás de él, hasta que abandona la
banda de forma definitiva. Después se incorpora Jahazeel Guzmán (69, Agónica, The Resilient, Khafra, entre otras) quien les ayudó a
darle el toque final de thrash a los riffs de la guitarra y en la batería, su
instrumento.
La periódica ausencia de Jahazeel
puso en pausa las aspiraciones de la escuadra. Otra Vez cambió de
baterista y el Krilin (Alejandro Fuentes), quien había ensayado con ellos alguna
vez hace muchos años, nunca se imaginó que sería el nuevo integrante, pasando
la prueba de la crème de la crème del
hardcore local con su aportación en la grabación del nuevo disco.
Krilin es considerado uno de los
bateristas más destacados de su generación con una sobresaliente madurez en su
ejecución, y es además ex integrante de Mala
Calidad, No Más No, Akelarre y Cripsis, cumpliendo así con los rasgos musicales que exige y emanan
del thrash: un sonido bastante crudo, acelerado, potente, y en este caso, con
mucho doble bombo.
Actualmente estos masters del hardcore ensayan en un
estudio de grabación con toda comodidad. Micky, primer bajista formal de Otra Vez y ex integrante de En tu Contra (quien asegura tocará
hasta que ya no pueda más), demuestra siempre en el escenario su habilidad
rítmica, él es quien proporciona la base armónica correcta para que los tempos
y compases rápidos fluyan; el poseer un sonido agresivo en la batería, guitarras
con una distorsión que les da identidad y una contundente voz, los pone indiscutiblemente
entre los mejores exponentes del hardcore en Sonora: una de las bandas más
ruidosas, rápidas y con mejor ejecución.
Si uno quiere adentrarse en el mundo
del hardcore regional es indispensable conocer a las bandas pioneras como Otra vez, que a pesar de que su
aparición vino antes de que escribieran sus propias rolas o sin saber tocar (como
muchas), sin importar que nunca fueron prolíficos en un estudio, es decir, su
presencia en el escenario después de mantenerse juntos por más de dos décadas es
incuestionable.
En 2002 grabaron un demo en el estudio del señor Pato (Leyenda),
que circuló entre sus amistades. Hoy, al encontrar un sonido que los convence y
llena, después de una evolución musical impresionante, lanzan nuevo material
con nueve temas después de varios intentos fallidos de grabar profesionalmente
(misión cumplida): material de corte independiente con canciones que tocan
temas como la corrupción, adicción, muerte, el asesinato, la injusticia y otros
problemas que aquejan a nuestra sociedad, interpretación plagada de velocidad,
ritmo e interesantes cambios de tiempo al combinar el thrash metal con el hardcore.
Difícil tarea escoger una canción
favorita. Tengo varias: Ríos de sangre,
Violencia, Invasión, Mi tiempo y Odio y coraje. En cuanto al material
completo, Ríos de sangre es el mejor disco de hardcore hecho en casa que
sale a la luz de varios años para acá. Con este material basta para notar que
se trata de un combo potente, cuyo contenido de las rolas gira en torno a la conciencia
social, aun cuando la banda afirma pasar de la política.
Curiosamente, Otra Vez, al igual que Agnostic Front (una de sus agrupaciones favoritas), de ser una banda old school
del más puro hardcore estilo Nueva York,
incursionó en el crossover haciendo un guiño al thrash metal.
Hablando de sus influencias, musicalmente
señalan a bandas norteamericanas como Municipal
Waste, D.R.I., Youth of Today y Suicidal Tendencies. Agrada
bastante saber que retoman la filosofía del hardcore en un punto crucial, el
más significativo, alejándose de los lugares comunes: podemos cambiar el mundo,
pero empieza por ti mismo. Ese es su mensaje. Otra Vez tiene calidad musical y trayectoria. Sus líricas invitan a
la reflexión. Letras muy cuidadas e inteligentes. Sin duda Eugenio hizo un gran
trabajo de junta letras, ocho de las nueve piezas de Ríos de sangre son de su
autoría, aunque de repente encontramos indicios del estereotipo tradicional
dentro del hardcore (el orgullo y la fuerza), expresadas con una dosis de
explosiones de energía y testosterona como una especie de catarsis. Si hay una
banda que se merece estar en el Offlimits
(festival que reúne a bandas nacionales e internacionales de hardcore y punk) son
ellos, y por cierto, la escena hardcore de la vieja escuela estadounidense está
dando indicios de un revival, no
sabemos si similar al auge de los ochenta pero esperemos que esta vez se alejen
de la violencia que los llevó a su ocaso.
Ellos reconocen que
desafortunadamente la constancia no ha sido su fuerte. No obstante, fueron
pioneros junto a otros en la historia del hardcore local. No han sido los
guapos del barrio, ni los fornidos del crew ni los más estileros, pero definitivamente
son una banda hardcore sin adornos, de los más auténticos musicalmente cuya
esencia perdura: han sobrevivido 25 años y eso es grande. Otra Vez se caracteriza por su sencillez, una de las bandas más
longevas en la escena que no se separa por problemas de ego ni le preocupa ser
una banda icónica.
Ser un adulto en la escena no es
lo mismo que vivirla a los 17, lo que ha dificultado un poco el mantenerse
activos. Ante la pregunta de si notan algún obstáculo para darse a conocer, uno
de ellos responde: “somos unos pinches ñoños para el manejo de las redes
sociales”. Sin embargo, tienen unas ganas locas por grabar nueva música, organizar
tocadas para todas las edades, regresar a tocar a los espacios públicos, girar
por las principales megalópolis del país y divertirse.
En resumen, Otra Vez nos
entrega un álbum magistralmente estructurado. Uno se pregunta dónde aprendieron
a hacer tan buenas canciones estos tipos. Ya para terminar y desde mi punto de
vista, sin el auténtico hombre orquesta con grandes ilusiones, sin el buen
Micky capitaneando la banda, la longevidad de Otra Vez no sería posible. El resto del grupo debe meterle hombro,
no lo olviden batos. Una propuesta cómplice que sin duda hará nuevos fans y
recogerá reconocimientos tardíos.
A mediados de junio el material
estará en el internet en todas las plataformas. This is 2019 hardcore.
Excelente. Así es, ni mas ni menos, Otra Vez. Una felicitación.
ResponderEliminarSe tenía que decir y se dijo, jajaja.
ResponderEliminarExcelente banda una abrazo a todos y felicitaciones por su nuevo material muy buena historia de cada integrante , musicasos.😎
ResponderEliminar(Javier mondaca)😉👍☝
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